martes, 28 de abril de 2015

El umbral de la eternidad



Último libro de la trilogía de Ken Follett que tiene el principal añadido de ser otro maravilloso libro de historia, esta vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y terminando, como no podía ser de otra manera, con la caída del Muro de Berlín.
Los protagonistas de esta novela que nos van guiando por la Historia son los nietos de los personajes del primer libro. A través de Tania y Dinka nos adentramos en la Unión Soviética, con sus aliados tras el Pacto de Varsovia, con un comunismo que no es lo que prometía, unos países que se están arruinando y un grupo de personas que luchan por reformarlo. Gracias a Gorbachov, la Unión Soviética saldrá poco a poco de su ostracismo, permitiendo a sus aliados ser independientes tras las decepciones que habían sufrido en Hungría y en la Primavera de Praga. George es un afroamericano en un momento de revolución de derechos sociales en Estados Unidos. Gracias a su padre, blanco y congresista, ha conseguido estudiar derecho en una de las mejores universidades pero debido a su color de piel sabe que no va a poder trabajar como abogado y si lo hace será con casos simples. Cuando consigue trabajo con Bob Kennedy ve una puerta abierta hacia su lucha por la igualdad, por lo que trabajará durante toda su vida. Es una época vibrante en Estados Unidos, con Martin Luther King y su marcha sobre Washington. He de reconocer que lloré mientras leía el discurso de "I Have a Dream", todavía se me pone la carne de gallina al recordarlo.
Otros de nuestros protagonistas son Rebeca, Wally y Lili, tres hermanos atrapados en en la Alemania Oriental, su problemas durante toda su vida con la Stasi y su dura lucha hasta conseguir escapar algunos de ellos. Solo la caída del Muro conseguirá reunir de nuevo a esta familia, por desgracia, muchos años después.
Todos estos personajes nos guían por un momento de la Historia que todavía tenemos muy reciente, que casi todos hemos vivido: la Guerra Fría, la Crisis de los Misiles de Cuba, la construcción y caída del Muro de Berlín, la Unión Soviética y el comunismo... Una novela muy interesante en la que además nos están dando una lección de historia. He intentado alargarla lo máximo posible sabiendo el vacío que me iba a producir el final de una época.
Próxima lectura: El jilguero, de Donna Tartt.

viernes, 24 de abril de 2015

Bella del señor



El mundo de la lectura me tiene tan absorta que olvidé comentar a su debido tiempo este maravilloso libro y su preciosa y poética historia de amor. Un libro largo, intenso, denso, que nos describe un amor con las mismas características.
Arianne y Solal se encuentran, se enamoran y huyen. Ella está casada con un hombre anodino, al que encuentra por casualidad cuando su vida llena de privilegios parece que está a punto de desaparecer y decide casarse con él. El marido es un gran personaje, sus situaciones en la Sociedad de Naciones donde trabaja son de lo más cómicas aunque no tanto como la relación que tiene con sus padres, que viven con él y Arianne. Se suceden grandes escenas muy divertidas. Solal es el jefe del marido, subsecretario en la Sociedad de Naciones, lo que permite enviar al marido lejos en una misión de la Sociedad y así dan rienda suelta su amor. Cuando el marido vuelve tendrán que huir si quieren seguir con su aventura.
Pero, ¿qué sucede cuando se pasa de amantes a llevar la vida de un matrimonio? ¿Es posible que la pasión se mantenga? Ellos se aman, se desean, no pueden separarse el uno del otro pero cuando su convivencia se convierte en algo habitual querrán mantener la pasión, estar perfectos el uno para el otro pero ¿cuánto tiempo podrán seguir así? Su amor debería estar por encima de esto y seguir el curso habitual pero la rutina no es lo suyo. Esto lo que nos hace pensar es que el final de la novela será tan intenso como toda la obra.
Una gran elección este libro, no me ha defraudado; una gran historia de amor.
Próxima lectura: El umbra de la eternidad, de Ken Follet.