domingo, 22 de octubre de 2017

La broma infinita



La broma infinita es la novela que me ha tenido secuestrada durante dos meses. Un libro imposible, sin sentido y que por lo visto es considerado una de las mejores novelas del siglo XX. Y no es por la extensión de la propia novela, aunque 1200 página sean excesivas, sino porque no he sabido encontrar un sentido en ninguna de sus líneas. A día de hoy no sé si sabré expresar de qué va la novela porque la típica introducción, nudo y desenlace no se acerca ni por asomo a lo que te encuentras en la lectura de este libro.
Por un lado tenemos a los tres hermanos Incandenza, en una colegio y escuela de tenis, aunque el mayor de ellos ahora se dedica al fútbol americano. El director del colegio es su padre, que está un poco loco y que, aunque conocemos partes de su vida a lo largo de la novela, en realidad ha terminado quitándose la vida. El padre, en su últimos años se ha dedicado a hacer películas, que uno de sus hijos ve de forma compulsiva.
Estamos ante un mundo nuevo, no existen los Estados Unidos y las relaciones con Canadá son complicadas. Así es como conocemos también a un grupo terrorista que va en silla de ruedas y algunos de ellos son hombres disfrazados de mujer. Esta historia de la novela es quizá la que menos he llegado a entender porque prácticamente hablan entre ellos y no sé muy bien cuál es su misión.
Además, nos habla de la asociación de Alcohólicos Anónimos de Boston como uno de los mejores ejemplos de asociación de AA, cómo se organizan, cómo viven; porque una buena parte de la novela se pasa explicando distintas drogas y sus distintos efectos, que pueden variar en todas las personas. No sé si esta parte es inventada, no conozco tantos términos farmacológicos como nos cuenta el autor y mucho menos conozco todas las drogas relacionadas con ellos que los personajes del libro se toman, esnifan o pinchan, según el caso.
Para mí, un sinsentido de hojas, con capítulos que van saltando de un sitio a otro, adelante y atrás. Una novela que podría darse por terminada en cualquiera de los puntos ya que el final es por ponerle un punto final pero no creo que suponga el final de nada. Las sensaciones no han sido satisfactorias en su lectura. El autor por lo visto no era una persona muy equilibrada, tenía muchos problemas y al final terminó quitándose la vida.
Próxima lectura: Pureza, de Jonathan Franzen.

domingo, 1 de octubre de 2017

Cinco esquinas



Hace ya muchos días que terminé este libro. Fue justo el día antes de irme de vacaciones y, tras tres semanas fuera, la vuelta a la rutina y la lectura del libro actual (que me tiene totalmente secuestrada) han hecho que haya alargado este momento, así que intentaré recordar todos los sentimientos que me produjeron la lectura de esta novela.
La primera vez que me leí una novela de Vargas Llosa debía tener 16 o 17 años y la verdad es que me superó. No sabía si me había gustado o no y no llegaba a adentrarme en sus líneas. Los años me han enseñado que en ocasiones hay que leer mucho y muchas cosas para apreciar a los verdaderos artistas de este arte. Siempre en las quinielas del Premio Nobel, finalmente el galardón le fue concedido hace pocos años.
En esta novela nos da una visión del Perú, su país de origen, en la época de la dictadura de Fujimori a través de la visión de dos matrimonios acomodados y bien situados. En esos tiempos que les toca vivir hay toque de queda, secuestros y malas artes a través de su presidente y la gente vive aterrada pensando que van a ser los siguientes en desaparecer. La prensa es una prensa amarilla, que saca a la luz escándalos y que es un arma política contra los enemigos del régimen. El marido de una de estas dos parejas sufre en primera persona la presión de esta prensa que trata de desprestigiar a cualquiera con el fin de conseguir dinero o poder.
Una gran novela para entender ese momento histórico y que nos da un imagen de Perú que fue sin duda de la que Vargas Llosa debe estar menos orgulloso. Un precioso libro, escrito con gran delicadeza y sensibilidad que recomiendo encarecidamente. Una persona con una gran vida y grandes vivencias de las que deja apreciar algunas partes en sus novelas.
Próxima lectura: La broma infinita, de David Foster Wallace.