domingo, 5 de agosto de 2018

La luz tras la ventana



Siempre me han gustado mucho las historias que van en paralelo y que al final tienen algún punto en común. Son como dos novelas en una sola, con dos historias que te atrapan al mismo tiempo y con finales entrelazados que hacen que todo tenga sentido.
Emilie acaba de perder a su madre. La verdad es que nunca había tenido una relación estrecha con ella pero su muerte ha hecho que se convierta en la única heredera de un castillo al sur de Francia donde pasaba los veranos. Su padre siempre se recluía allí y aunque le adoraba, le perdió cuando era muy joven. De repente Emilie no sabe qué hacer con el castillo y la casa de París; ella tiene su propia vida independiente de este gran legado pero poco a poco empieza a conocer la gran magnitud de todo ello y decide hacer frente a su herencia.
En el Londres de la Segunda Guerra Mundial, Constance es reclutada como espía y enviada a Francia. Las circunstancias de su llegada no son las esperadas pero consigue cobijo en la gran casa de un aristócrata. Aunque Edouard parece encantado con la invasión nazi en realidad es un gran héroe de la Resistencia que tendrá que luchar durante muchos años por la libertad de su país, haciéndose amigo del enemigo y tratando de proteger siempre a su dulce hermana menor, ciega, llamada Sophia.
El descubrimiento en la biblioteca del castillo por parte de Emilie de unos cuadernos de poemas de Sophia hace que intente averiguar qué ocurrió en aquellos años ya que es una parte de su historia que su padre nunca le quiso contar. Y es a través de los encargados de la cave del castillo como Emilie conoce la historia de su tía Sophia y de Constance, una valiente espía británica cuyas circunstancias le llevaron a Edouard, el padre de Emilie, y que se convirtió en una heroína en aquellos duros años de guerra.
El descubrimiento de todos estos hechos hacen que Emilie de replantee su futuro conociendo su pasado. Para ella será también un proceso de aprendizaje y conocimiento sobre ella y sobre su familia para poder poner todo en orden y hacer frente a su futuro con fuerza y entereza. Aunque al principio la soledad impera en su vida, poco a poco irá abriéndose al mundo y tomará consciencia de su papel tan importante en el momento actual.
Esta es una novela preciosa, llena de recuerdos, amores, sufrimientos, con un final que se cruza de forma inesperada y sorprendente.
Próxima lectura: Lejos del mundanal ruido, de Thomas Hardy.

Me llamo Lucy Burton




Los libros que se leen de una sola vez no significa que sean cortos. Efectivamente, eso ayuda, pero además si la historia te atrapa y te enreda de tal manera que no puedes para de leer, la extensión de sus páginas si es corta ayudará a terminar la historia en un solo día. Esta maravilla de novela es así, corta e intensa.
Lucy está en el hospital en el centro de Nueva York reponiéndose de una operación de apendicitis que se ha complicado. Desde su ventana ve el edificio Chrysler, profundamente iluminado de noche y que casi pasa desapercibido de día. De repente su madre aparece para hacerla compañía, una madre a la que lleva años sin ver pero que el marido de Lucy ha traído para que le haga compañía. Los cinco días y cinco noches que pasarán juntan serán los días que Lucy más recuerde de su estancia en el hospital y que le llevarán a recuerdos que mantiene olvidados en su memoria.
La vida de Lucy ha sido muy difícil. Su familia era terriblemente pobre, con un padre que apenas trabajaba y una madre que cosía para otros para sacar algo de dinero. No tenían calefacción ni agua caliente, lo que llevaba a Lucy a permanecer todo el tiempo que podía en la escuela, leyendo para distraerse. Además, tanto ella como sus dos hermanos, se sentían aislados por el resto de niños de su edad. Se reían de ellos y de su aspecto pobre, por lo que Lucy siempre fue una niña solitaria sin ningún amigo.
Pero ella ha salido de todo eso, escribe pequeños relatos, está casada y tiene dos hijas pequeñas. Su vida ha dado un giro total, aunque la soledad instalada en su corazón no desaparecerá nunca. Con su madre esos días en el hospital hablarán y recordarán el pasado. Los años duros de su infancia y adolescencia, la gente del pueblo en el que todavía vive su familia, lo que ha sucedido con todos ellos. Lucy ha salido de ahí pero para los demás el tiempo no ha pasado y todo sigue como siempre.
Nunca tuvo una relación cercana con su madre pero tenerla ahí en esos momentos supera con creces todo lo que pasó en su infancia. Los recuerdos llevan a Lucy a unos años difíciles que saben que son la base en lo que es hoy en día: una persona solitaria con pocos amigos y conocidos que trata de sobrevivir en un mundo difícil.
Una novela llena de reflexiones sobre la vida y las circunstancias de cada persona.
Próxima lectura: La luz tras la ventana, de Lucinda Riley.

sábado, 4 de agosto de 2018

2065



Los libros de ciencia ficción no son mi tipo de lectura favorito, pero éste por lo que me llamó la atención es porque refleja un mundo bastante más cercano de lo que creemos y en realidad se parece bastante a lo que va a ser el futuro. Te hace pensar en lo que está ocurriendo en el mundo actual.
En la novela, el mundo ha sufrido graves consecuencias por el cambio climático: las temperaturas superan cada día los 40 grados y no llueve casi nunca. Además, los fenómenos meteorológicos afectan a zonas que nunca antes habían sufrido esa clase de problemas. Empezando por tornados que llegan hasta Madrid.
Adrián Salor trabajar trabaja en el nuevo Ministerio de prevención del cambio climático y además es el director del departamento de climatología y meteorología en la Comisión Internacional de prevención del cambio climático que va a celebrarse en los próximos días en Madrid. Pero su trabajo quedará en suspenso cuando reciba la llamada del fallecimiento de su mujer, África. Ese día, para él, será el comienzo de una carrera sin fin. En el propio cementerio aparecerá un hombre con una extraña cicatriz en la mejilla que se convertirá en su sombra, le verá en muchas partes, empieza a sentirse perseguido y comienza a investigar la muerte de su esposa, ya que todo parece estar relacionado con ella y lo que estaba investigando en ese momento.
Adrián se ve envuelto en una carrera con el único fin de encontrar las pistas que le lleven a su esposa y lo que le ha ocurrido y tratando de encontrar a los protagonistas de la trama en la que se ve envuelto y por la que pondrá su vida y la de sus amigos en grave peligro. Además, en un mundo donde las tecnologías están al alcance de todos y nadie sabe hacer nada sin ellas, será muy fácil que sus movimientos sean seguidos por sus enemigos, por lo que el peligro siempre está ahí y tendrá que encontrar nuevas formas de buscar la verdad sin dar señales de ello.
He de decir que me ha parecido un poco lioso todo el final, no he visto bien la conexión entre los personajes y la trama es un poco más enredada de lo que podría haber sido. No entiendo algunos personajes que aparecen ni el objetivo final de toda la trama. Pero el libro lo que de verdad tiene de interesante es concienciarnos sobre el mundo futuro que estamos creando. El autor explica que tal y como van las cosas y las emisiones de CO2, el escenario que describe es uno de los cuatro posibles con las condiciones actuales y tanto si hacemos algo como si no. Y éste, por lo visto, es uno de los dos mejores escenarios. Un mundo donde no llueve, la falta de agua lleva a guerras en muchos países y lo peor es que, como siempre, unos cuantos se benefician de todo ello y en lugar de pensar en el mundo en general, piensan en enriquecerse ellos en particular. El problema de siempre y el egoísmo de la gente que nos puede llevar a todos a malvivir y a termina con el mundo tal y como lo conocemos. Esperemos que los gobiernos sepan ver todos estos problemas y ayuden a toda la población, porque si no, vamos a terminar muy mal.
Próxima lectura: Me llamo Lucy Barton, de Elizabeth Strout.