lunes, 12 de diciembre de 2016

La luz que no puedes ver



Llevaba meses en mi lista de lecturas pero parecía que no llegaba nunca. Estos libros son intensos, densos, de una época de la Historia dura e incomprensible y tal vez por eso iba retrasando su lectura.
Marie- Laure vive con su padre en París muy cerca del Museo de Historia Natural, donde él trabaja como responsable de todas las llaves y cerraduras. Cuando Marie- Laure se queda ciega, su padre le construye una maqueta de su barrio para que sea capaz de desenvolverse por sí misma. Es así como crece con el sonido de las llaves del bolsillo de su padre y con el tacto de la maqueta en su manos, que le ayudan a ser independiente en un mundo que se ha quedado a oscuras para ella. La invasión de los nazis de la ciudad de París hace que padre e hija huyan a Saint Malo, donde vive un tío abuelo al que apenas conoce y que no sale de casa desde hace años. Allí vivirán los momentos más duros de la Guerra, pasarán hambre y miserias y los años irán pasando, haciéndoles más viejos y sabios pero también más duros ante las adversidades.
Werner es un joven huérfano alemán que se cría junto a su hermana. Su habilidad para reparar todo tipo de objetos le lleva a intentar salir de la vida de ruina y soledad que lleva e ingresar en las Juventudes Hitlerianas. Durante esos años de formación y hasta que no le queda más remedio que ir a filas, va conociendo la parte más dura y cruel del nacismo.
Será en Saint- Malo donde Werner y Marie-Laure se encuentren y sus vidas cambiarán para siempre.
Este podría ser el final de la novela pero todavía nos encontraremos con muchas más cosas porque aunque el período de la Segunda Guerra Mundial fue muy duro y cruel, también lo fueron los años posteriores, sobre todo por las secuelas psicológicas que tendrá para ellos esos años tan duros.
Una gran novela que no dejará a nadie indiferente.
Próxima lectura: Hombres buenos, de Arturo Pérez Reverte.

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