miércoles, 10 de mayo de 2017

Pop corn



Me he llevado una grata sorpresa con este libro porque aunque la sinopsis parecía apetecible, su lectura lo ha revelado como uno de los grandes libros que me he leído este año, con una gran historia que queda en la conciencia de los protagonistas y los lectores.
Bruce Delamitri es un director de Hollywood que se encuentra en la cumbre de su carrera, acaba de ganar el Oscar al mejor director y lo que parece la noche de su vida se convierte en su peor pesadilla cuando dos violentos admiradores se cruzan en su vida.
Las películas de Bruce son fuente de debates en todas las televisiones norteamericanas: la violencia de sus películas, escenas escabrosas y llenas de sangre, hace que mucha gente esté en contra de él y que además sean fuente de violencia en el público que va a verlas. Para Bruce es su forma de hacer cine, tiene que atraer pero no entiende que la gente está en su contra. En cualquier caso acaba de ganar el Oscar y es su gran noche. Agarrado a una modelo, objeto sexual de sus fantasías, se dirige a su casa para terminar la noche.
Wayne y Scout son dos jóvenes muy violentos y enamorados de las películas de Bruce. Llevan a sus espaldas un gran número de asesinatos que cometen sin apenas inmutarse y deciden presentarse en casa de Bruce para intentar librarse de sus culpas.
Lo que parecía un gran sueño acaba siendo una pesadilla en la que corren peligro tanto Bruce y la joven modelo, como su ex mujer, su hija y su agente. Todos ellos amenazados y con sus vidas en juego.
El final de esta novela es un alegato en toda regla sobre el poder de los medios de comunicación o más bien la manipulación que estos pueden hacer en las personas. Al final no se sabe quién tiene la culpa de lo que está ocurriendo, unos se acusan a otros y nadie encuentra una solución factible, preocupados por su propia fama.
Próxima lectura: Los príncipes nubios, de Juan Bonilla.

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