sábado, 29 de julio de 2017

La flor del azafrán amarillo



En esta novela el amor y la amistad están muy presentes, aunque los personajes ni siquiera se den cuentan pero es la vida y su corazón lo que les llevará a entender el mundo que les rodea y a intentar se felices a cualquier precio.
Nos encontramos en una plantación de tabaco de Virginia, como tantas otras alrededor de esta, donde los esclavos trabajan la tierra y los amos los tienen en un escalón inferior. Para ellos son bestias para trabajar y no tienen ni sentimientos ni una vida que les importe. Lisbeth es entregada nada más nacer a un ama de cría esclava de su plantación y es así como Mattie se convierte en la persona más importante de su vida. Mientras que su madre y su familia sólo se preocupan por su modales y porque sea capaz de encontrar un buen marido, será Mattie quien le enseñe el amor en las pequeñas cosas, el respeto hacia todo el mundo, sea de la raza que sea y será en ella en quien Lisbeth vea lo que es ser una buena y gran persona.
Nos situamos en una época donde ya se empieza a hablar del abolicionismo y los esclavos tratarán de escapar hacia un estado libre para poder ser personas con los mismo derechos que los blancos. Lisbeth vive al margen de todo esto pero la educación que Mattie le ha ido transmitiendo casi sin darse cuenta, irá haciendo mella en ella y le llevará a plantearse la vida tal y como la ha vivido hasta ahora.
Este libro es un ejemplo de la vida como era en aquel entonces, con las distintas clases y el trato que se proporcionaba a los esclavos, a los cuales no se tenía ningún respeto y en muchos casos eran maltratados y las mujeres violadas, aunque nadie veía maldad en ello. Gracias a gente como algunos protagonistas de esta novela se pudo cambiar esa parte de la Historia, aunque ha sido un proceso duro y conflictivo que llevó a Estados Unidos a una Guerra Civil.
Próxima lectura: Olvidé decirte quiero, de Mónica Carrillo.

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