domingo, 3 de junio de 2018

Riña de gatos



Eduardo Mendoza nunca decepciona, su forma de escribir y su humor son únicos en la literatura actual y este libro es un claro ejemplo. Aunque todo alrededor sea caos y confusión, él siempre mostrará la cara amable y, en algunos casos, cómica de la vida.
Anthony Whitelands es un inglés experto en pintura española, un enamorado de Velázquez, que el destino hace que llegue a Madrid en tren en el año 1936, en una época en la que todos están enfadados con todos y todo está a punto de romperse y comenzar el mayor conflicto de este país. Su misión es autentificar unos cuadros e intentar conseguir por ellos el suficiente dinero para poder huir el Duque de la Igualada y su familia de España. Pero lo que parece un encargo sencillo se va complicando con la entrada en escena de multitud de personajes, entre ellos un joven Jose Antonio Primo de Rivera.
Anthony, enamorado de España y su pintura, vivirá en primera persona los meses previos al comienzo de la Guerra Civil. Sus contactos con la embajada, su amistad, casi si querer, con Primo de Rivera y su amistad con el duque de Igualada y su hijos, harán que se encuentre en medio de todos ellos. Todos quieren saber información de los demás y le tendrán a él como si fuera un espía en medio de una misión. Todo muy paradójico cuando estamos ante un simple catedrático que sólo quiere disfrutar del Museo del Prado y volver a Londres cuanto antes. Pero sus pericias le llevarán a más de una aventuras, muchas de ellas inverosímiles y que dejarán al lector con una sonrisa en la boca.
Eduardo Mendoza sabe combinar perfectamente el humor y el drama en su novelas, y al mismo tiempo enseñarnos la realidad de una sociedad en un año muy difícil para todos.
Nuestro joven inglés protagonista de la novela vivirá mil y una aventuras y estaremos a lo largo de este libro con el corazón en un puño sufriendo por él y esperando que que no le pase nada.
Esta novela fue premio Planeta en 2010 aunque no solo por eso merece ser leía. Es Eduardo Mendoza un escritor único e incomparable, y esta novela es un claro ejemplo.
Próxima lectura: El día que se perdió la cordura, de Javier Castillo.

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