sábado, 4 de agosto de 2018

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Los libros de ciencia ficción no son mi tipo de lectura favorito, pero éste por lo que me llamó la atención es porque refleja un mundo bastante más cercano de lo que creemos y en realidad se parece bastante a lo que va a ser el futuro. Te hace pensar en lo que está ocurriendo en el mundo actual.
En la novela, el mundo ha sufrido graves consecuencias por el cambio climático: las temperaturas superan cada día los 40 grados y no llueve casi nunca. Además, los fenómenos meteorológicos afectan a zonas que nunca antes habían sufrido esa clase de problemas. Empezando por tornados que llegan hasta Madrid.
Adrián Salor trabajar trabaja en el nuevo Ministerio de prevención del cambio climático y además es el director del departamento de climatología y meteorología en la Comisión Internacional de prevención del cambio climático que va a celebrarse en los próximos días en Madrid. Pero su trabajo quedará en suspenso cuando reciba la llamada del fallecimiento de su mujer, África. Ese día, para él, será el comienzo de una carrera sin fin. En el propio cementerio aparecerá un hombre con una extraña cicatriz en la mejilla que se convertirá en su sombra, le verá en muchas partes, empieza a sentirse perseguido y comienza a investigar la muerte de su esposa, ya que todo parece estar relacionado con ella y lo que estaba investigando en ese momento.
Adrián se ve envuelto en una carrera con el único fin de encontrar las pistas que le lleven a su esposa y lo que le ha ocurrido y tratando de encontrar a los protagonistas de la trama en la que se ve envuelto y por la que pondrá su vida y la de sus amigos en grave peligro. Además, en un mundo donde las tecnologías están al alcance de todos y nadie sabe hacer nada sin ellas, será muy fácil que sus movimientos sean seguidos por sus enemigos, por lo que el peligro siempre está ahí y tendrá que encontrar nuevas formas de buscar la verdad sin dar señales de ello.
He de decir que me ha parecido un poco lioso todo el final, no he visto bien la conexión entre los personajes y la trama es un poco más enredada de lo que podría haber sido. No entiendo algunos personajes que aparecen ni el objetivo final de toda la trama. Pero el libro lo que de verdad tiene de interesante es concienciarnos sobre el mundo futuro que estamos creando. El autor explica que tal y como van las cosas y las emisiones de CO2, el escenario que describe es uno de los cuatro posibles con las condiciones actuales y tanto si hacemos algo como si no. Y éste, por lo visto, es uno de los dos mejores escenarios. Un mundo donde no llueve, la falta de agua lleva a guerras en muchos países y lo peor es que, como siempre, unos cuantos se benefician de todo ello y en lugar de pensar en el mundo en general, piensan en enriquecerse ellos en particular. El problema de siempre y el egoísmo de la gente que nos puede llevar a todos a malvivir y a termina con el mundo tal y como lo conocemos. Esperemos que los gobiernos sepan ver todos estos problemas y ayuden a toda la población, porque si no, vamos a terminar muy mal.
Próxima lectura: Me llamo Lucy Barton, de Elizabeth Strout.

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