domingo, 9 de junio de 2019

La mujer que arañaba las paredes




Creo que los escritores del norte de Europa son expertos en novela negra. No sé si el hecho de que haga más frío, haya menos horas de luz y pasen más tiempo en casa, les hace ser más duros a la hora de elegir protagonistas para estas novelas, porque los asesinos y secuestradores o simplemente los malos, son de lo peor que hay y capaces de cometer las peores atrocidades.
El policía de Copenhagen Carl Mork está pasando uno de sus peores momento cuando en una investigación, uno de sus policías y amigo muere y otro queda paralítico de por vida. Esto le sume en un estado de semi depresión, no quiere trabajar y ve una salida a todo cuando su jefe le ofrece ser el responsable de un nuevo departamento, el Departamento Q. Han obtenido un partida adicional de dinero y con la excusa de ponerle al frente, un poco le manda donde no moleste y que se encargue de la investigación de casos no resueltos. En todo esto Carl ve una posibilidad de no hacer nada en todo el día, pero su instinto de policía no podrá quedarse de brazos cruzados una vez que empiece.
Hace cinco años desaparecía la nueva estrella de la política de Copenhagen Merete Lynggaard en un ferry tras volver de unos días de descanso. Carl empezará a descubrir que hubo muchos fallos en la investigación y que por falta de pruebas se quedó sin resolver. Pero él, poco a poco, y con ayuda de un asistente inesperado, empezará a sentir curiosidad por saber los detalles de la desaparición y por la vida de Merete, de la que nadie sabe nada, pero que intuye que será importante para conocer qué sucedió aquel día que desapareció. ¿ Fue un asesinato o un secuestro? El cuerpo nunca se encontró, fue como si se hubiera evaporado, sin testigos, pero han pasado muchos años para pensar que sigue secuestrada.
Esta novela nos lleva a viaje de ira que se alimenta a lo largo de los años hasta llegar a la venganza definitiva. Ahora solo queda adentrase en la lectura para ver si es posible un final menos trágico.
Próxima lectura: Tengo que matarte otra vez, de Charlotte Link.

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