jueves, 7 de marzo de 2019

La hija del relojero




Kate Morton ha sido un gran descubrimiento para mí. Me encanta leer sus libros y adentrarme en sus historias y me gusta muchísimo como al final el círculo se cierra y todo empieza a tener sentido. Es una gran escritora y sus historias enganchan desde el primer momento.
Elodie es una joven archivista de Londres que un día descubre una cartera en su trabajo con una fotografía de una mujer bellísima y un cuaderno de dibujos de una casa de dos tejados que le resulta vagamente familiar. Quién es esa mujer tan bella se convierte en una obsesión para ella y más cuando descubre que la casa de los dibujos es un viejo cuento familiar que le contaba su madre cuando era niña. Su madre fue una gran violonchelista que murió siendo ella una niña pero su tío abuelo Tip, será quién le hable de esa casa que fue en la que él vivió tras la Segunda Guerra Mundial.
Birchwoo Manor fue la casa que el pintor y artista Edward Radcliffe compró y donde un grupo de jóvenes artistas pasó el verano de 1862. Durante este retiro estival se dedicaron a pintar, vivir, dejarse llevar por la inspiración, pero al final del verano, una muerte y un robo ponen fin a todo de forma brusca y la vida de Edward se desmoronará sin poder hacer nada por remediarlo.
Años después, la casa pasó a manos de Lucy, la hermana menor de Edward, y la convirtió en un colegio de niñas, hasta que también la desgracia terminó con el cierre del colegio y de la casa hasta que Tip junto con su madre y sus hermanos acabará viviendo allí una temporada tras quedar su casa de Londres destruída tras la guerra.
Pero, ¿qué es lo que le atrae a Elodie de esta casa? ¿Por qué se siente tan cercana a ella? ¿Y porqué piensa que todo tiene relación con su madre? Es así como nos encontramos ante varias historias narradas a la vez, en distintos momentos de la casa y con un narrador común: la única persona que sabe toda la verdad.
Aunque el libro me ha gustado, los anteriores libros de esta autora son mucho mejores. En este tengo que la impresión de no entender por qué cuenta ciertas cosas o qué relación guardan con todo el libro. Además, se queda todo tan abierto que me sorprende en esta escritora. El libro, con cien páginas más cerrando bien todos los círculos, hubiera sido perfecto, como todos sus libros. Aún así, es una historia apasionante y una muy buena novela.
Próxima lectura: Feliz final, de Isaac Rosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario